Me siento en la terraza y me fumo un cigarro, me rodean los perros. A esta hora, en esta parte de míjas, la temperatura no te fulmina. Aquí sentado noto dentro lo de siempre, la rabia, las ganas de soltar los cuervos, de vomitar el asco que siento por la mayoría de cosas que veo. Si no fuese porque la bruma negra me hunde incendiaria vuestras mentes con toda la mierda que siento, sin arrepentirme y me quedaría tan agustisimo. Me pesan las ganas y no será hoy el día. Me dicen que no es bueno eso, la rabia; pero solo entiendo de vacío y de ácido. En momentos así casi llego a sentir que hago mal... bah, se desvanece porque no creo en nada y, nada ni nadie va creer en mi. Aceptad esa fría realidad, la tangible, la que se escapa de las putas películas en las que creéis que viviis. A nadie le importa una puta mierda nada al igual que esta mierda no le importa a nadie. Ya se lo decía abuela muerte a Darco: " todas las criaturas de este mundo mueren solas" pero empeños en creer lo que os salga de las pelotas cómo yo creo en lo mio.
La bilis se escapa y nos quedamos a solas la tiniebla y yo. Ella siempre está ahí y me mira. Aunque sorprenda a los que cada día se preocupan por mi; me cuida, me hunde, me abraza, su amor me destroza; pero me salva de vivir una mentira. Mi aire es la melancolía. El tiempo no tiene sentido. Solo espero una cosa...
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